Ja,ja,ja, muy buenos los topicos de Buenafuente! pero harto conocidos...
Lo mejor del topicazo emigrante, es que es muy cierto que fueron naves y exploradores gallegos los que descubrieron Australia, de ahí el nombre del estrecho de Torres. Partían habitualmente del puerto del Callao en Perú a explorar el Pacífico y así hallaron también el camino a las islas Filipinas, que serían descubiertas también poco después.
El pacífico era un lago español en el XVI, mas que les pese a los ingleses, que lo único que hicieron es tomar en cuenta las anotaciones españolas para ir detrás, como hizo Cook.
Como sucede con el noble gallego Cristóbal Colón, los chistes son fáciles de hacer pero algunos se sorprenderían menos si investigasen un poco más y comprenderían la potencia naval que era Galicia en el XV, con los mejores marineros y pilotos de naos del mundo de entonces.
Otro día os hablaré de Mourelle de la Rua, que buscaba el paso del Noroeste (recién abierto ahora por el deshielo del polo norte), para pasar de California a Europa nada menos que por el ártico....
Si queréis saber más os recomiendo leer una novela de Robert Graves (el de Yo Claudio) titulada "Las islas de la imprudencia" que narra la expedición del gallego Alvaro de Mendaña para colonizar las islas Salomón, en pleno pacifico, siendo su esposa quien termina dirigiendo la expedición. Os dejo un apunte al final de esta entrada de un blog que la comenta.
"Graves se centra en esta ocasión en la expedición encabezada por Álvaro de Mendaña (cuyo propósito era descubrir Australia y colonizar las islas de los Mares del Sur) y en el hallazgo de las islas Marquesas y las Salomón. Al margen de la pugna entre la armada británica y la española, uno de los temas mejor reflejados en la
El historiador Robert Langdom, de la Universidad de Canberra, ya abrió el debate en 1976 con la publicación de La carabela perdida, sobre la posibilidad de que medio centenar de náufragos gallegos hubiesen descubierto las Antípodas después del extravío del buque San Lesmes en el que viajaban, y que partió en 1525 desde A Coruña hacia India en una expedición para consolidar los descubrimientos anteriores de Magallanes. Sitúa además este hecho 240 años antes de la llegada de James Cook, a quien se le atribuye el descubrimiento de Australia. Langdon defiende que el explorador británico encontró población blanca en algunas islas australianas y también construcciones llamadas patakas donde los maoríes guardaban los productos del campo y sus riquezas más preciadas. Y cree que podrían ser en realidad hórreos gallegos que los náufragos de la San Lesme enseñaron a construir a los indígenas.
La web Gciencia apoya la teoría de Langdon de que los hórreos de las Antípodas -Polinesia, Australia y Nueva Zelanda- son de origen gallego y publica varias fotografías de estas construcciones. A las fotografías acompaña un artículo en el que también se debate si el término pataka también proviene de vocablos gallegos como defiende el autor de La carabela perdida.
El texto destaca que Langdon atribuye el nombre a la pataca gallega, aunque aclaran que no puede referirse al solanum tuberosum -el tubérculo que se conoce en la actualidad- porque "no se conocía cuando la San Lesmes partió de A Coruña en 1525, sino que tuvieron que pasar 12 años más hasta que en 1537 hasta que los exploradores la vieron por primera vez en lo que sería hoy Colombia".
Pero tanto el profesor de la Universidad de Canberra como otros estudiosos creen que podría ser la batata (Ipomoea batatas conocida como patata dulce), "que los exploradores sí que habían visto en el Caribe y que llevaba en Oceanía desde el año 1000". Otras teorías apuntan a que pataka proviene del italiano patacca para referirse a una antigua moneda de poco valor, un vocablo que se extendió por otros territorios y que -explican- encajaría con "la palabra gallega patacón". El artículo también recoge hipótesis contrarias a las similitudes de Robert Langdon sobre el hórreo gallego y el pataka maorí. Para Mara Mulrooney, de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) el origen del término pataka procede de la suma del vocablo maorí pa (lugar cerrado) y takaa (preparar la comida).
No solo la teoría de Langdon sobre los hórreos genera controversia, ya que en el texto del portal Gciencia también incluyen sus argumentos para defender que Cook a su llegada a Australia encontró "aborígenes con rasgos europeos". Pero muchos investigadores han rebatido esa "mezcla genética" al considerar que eran "pocos gallegos" los tripulantes de la San Lesme para que sus rasgos fuesen "evidentes" en sus descendientes siglos más tarde.
A orixe desta historia está na expedición que, en 1525, partiu dende A Coruña cara á India, comandada por García Jofre de Loaísa. O seu obxectivo era consolidar os descubrimentos feitos por Magallanes tres anos antes. E converteuse na segunda frota que logrou circunnavegar a Terra.
Entre os fitos desta expedición está o rescate de Gonzalo de Vigo, un grumete vigués que se perdera na campaña de Magallanes e que sobreviviu durante catro anos na illa de Guam, vivindo cos nativos. Por asombrosa casualidade, foi encontrado pola nova frota e está considerado o primeiro robinsón do océano Pacífico.
Había palabras galegas na lingua dos aborixes, que tiñan un Deus Ouro
Pero antes deste feito insólito, sucedeu outro que marcaría esta historia: o extravío da carabela “San Lesmes”, que se perdeu no océano e xamais foi atopada. O buque, de 80 toneladas, levaba cincuenta tripulantes, dos que a meirande parte, uns trinta, eran galegos.
Durante séculos, pouco se soubo da sorte destes homes, agás por un feito moi estraño: Hai palabras e topónimos en galego en Australia, Nova Zelandia e algunhas illas do arquipélago polinesio de Tuamotu. Hoxe dáse por certo que a súa orixe está nos náufragos galegos da “San Lesmes”.
A primeira teoría expúxoa Roger Hervé, conservador do Departamento de Mapas daBiblioteca Nacional de París, que en 1982 publicou “O descubrimento fortuíto de Australia e Nova Zelandia por navegantes portugueses e españois”.
“A carabela perdida”
Pero foi en 1988 cando o historiador Robert Langdom, da Universidade de Canberra, publicou “A carabela perdida” (“The lost caravel”. Pacific Publications, 1988), na que afirma que os galegos se estableceron en Nova Zelandia, Australia e a illa de Amanu, onde narracións orais contan a chegada da “San Lesmes“.
O profesor Langdom (quen por certo comparte nome co protagonista de “O código da Vinci”), asegura que o navegante inglés James Cook, que chegou a Australia 240 anos máis tarde, atopou poboación branca nalgunhas illas e na costa australiana. Tamén localizou palabras que identifica como galegas. Ademais, cre que a relixión de Amanu, única na zona, adora o “Deus Ouro“, o cal identifica coa ansia por este metal dos europeos recén chegados.
Cook atopou brancos en Australia, descendentes de galegos, según Langdom
Ao igual que, na mesma época, facía Hernán Cortés no imperio mexica, a obsesión dos conquistadores era o vil metal. Tanto preguntaban polo ouro que os aborixes chegaron a darlle carácter divino e a adoralo.
Pero, para que o caso sexa redondo, o historiador australiano di que os celeiros que empezaron a construírse en Nova Zelandia no século XVI non son outra cousa que hórreos. Hórreos galegos nas antípodas.
O estudo de Langdom conclúe que a “San Lesmes” foi arrastrada por unha tormenta e encallou en Amanu. Alí desprendéronse dos canóns, para reflotala. Segundo el, estas son as baterías do século XVI que atoparon en 1969 os franceses, durante a construción da base militar de Hao, para as probas nucleares no atol de Mururoa.
Os galegos establecéronse nestas illas, onde alcanzaron unha posición preeminente. Tras reparar a carabela, intentaron viaxar ásMolucas, pois sabían que esas illas, chamadas entón “das especias”, eran o obxectivo da Coroa española. E que, se ben xa non poderían contactar coa expedición de Jofre de Loaísa, talvez atoparían outra expedición ou a cidade forte que pretendían fundar os seus compatriotas.
Os esforzos dos náufragos da “San Lesmes” foron inútiles. A bordo da súa maltreita carabela só conseguiron vagar por Australiae Nova Zelandia, deixando a súa cultura, unha lingua, e, polo visto, un bo puñado de descendentes. Que serían os brancos que logo atoparía o capitán James Cook.
E por isto hai hórreos nos antípodas. Cando menos, eso sostén un historiador da Universidade de Canberra. E algúns outros colegas no mundo. Así queda claro que, agás na Lúa, haiche galegos en todas as partes.
http://orodetolosa.blogspot.com.es/2007/04/las-islas-de-la-imprudencia-de-robert.html
"Las islas de la imprudencia", de Robert Graves
Las islas de la imprudencia es una novela que narra una expedición muy poco conocida de los españoles al Pacífico, realizada en 1595. El objetivo de la misión, dirigida por el general Álvaro de Medaña(imágen), era conquistar y colonizar las Islas Salomón, descubiertas por el propio Medaña en 1568. No obstante, los viajeros españoles terminaron fracasando estrepitosamente.
Robert Graves nos cuenta con maestría (a través del personaje de Andrés Serrano, secretario de Medaña y narrador de la historia) las disputas interminables causadas por la debilidad del general, y la codicia y el egoismo de los demás líderes de la expedición. La lucha entre la facción del coronel Pedro Merino y la de los hermanos de la esposa de Medaña, Ysabel (así, con "y") Barreto lleva a la ruina a la empresa.
No obstante, una figura se destaca favorablemente entre tanta sordidez: la del piloto principal de la flota, Pedro Fernández de Quirós. Para quienes hemos leído Yo, Claudio es imposible no ver el paralelismo entre el personaje de Germánico en aquella novela y el del piloto principal en ésta. Pedro Fernández es tal vez el único personaje que siempre actúa con rectitud y sensatez en la novela... y eso le gana el odio de muchos.
La expedición no logra llegar a las Islas Salomón, pero consigue descubrir las Marquesas y las Marianas, y se intenta establecer una colonia en las segundas. No obstante, cuando la pendencia entre el coronel Merino y los Barreto tiene un desenlace sangriento, los españoles se ven obligados a abandonar las islas. La muerte de Medaña en alta mar deja el mando de la expedición en manos de su viuda Ysabel, quien debe llevar lo que queda de la flota a las Filipinas.
Este personaje es interesante. Al principio disimula su maldad (alentando, de todos modos, solapadamente las acciones de sus hermanos contra el coronel) para impresionar al piloto principal. Una vez que consigue lo que quiere de él (no revelaré qué), la Adelantada se muestra como lo que es: una mujer cruel y despiadada. No obstante, en algunos momentos de debilidad, revela tener ciertos impulsos hacia el bien...
Las islas de la imprudencia es un libro muy recomendable, sobre todo porque, pese a estar escrito por un británico, capta con bastante fidelidad la forma de pensar, hablar y comportarse de los españoles del siglo XVI. Si bien incurre en algún que otro anacronismo, es en general muy cuidadoso.
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