domingo, 9 de marzo de 2014

Faro de Vigo (7/3/2014) reconoce la labor de Alfonso Philippot, descubridor de la verdadera identidad de Cristóbal Colón

Memorias´He dedicado más de medio siglo de mi vida al estudio de Colón´

Nieto del belga Philippot que contrató García Barbón es una enciclopedia en temas colombinos

07.03.2014 | 19:04
Alfonso Philippot, con un ejemplar de su estudio sobre Colón. / J. SANTOMÉ
Alfonso Philippot, con un ejemplar de su estudio sobre Colón. / J. SANTOMÉ

>> Su abuelo, el belga. León Philippot, vino a Vigo a principios del siglo XIX contratado por García Barbón como jardinero y administrador de fincas y montó después viveros y tiendas de flores; su padre y tías continuaron la tradición, él abrió otra y sus hijos también tuvieron. PeroAlfonso Philippot tuvo a la mar como exclusiva ocupación 21 años, en que navegó como oficial en 6 barcos de pesca (con Terranova en su memoria), dos petroleros, nueve o diez de carga general y uno de pasajeros. Sin embargo, hay una dedicación que le ocupó casi toda su vida, desde que empezó a navegar y desde que se jubiló en los años 70: elestudio sobre el origen de Colón y su tesis de que era el pontevedrés Pedro Madruga, por la que dio cientos de conferencias y entrevistas y escribió un libro de 750 páginas: "La identidad de Cristóbal Colón". Y, como afición desarrollada colateralmente por este empeño, se convirtió en un experto no solo en historia sino en genealogía. Cree que morirá sin que prospere la tesis del Colón gallego. "Si yo hubiera nacido en Cataluña y los catalanes reúnen tantos datos de un Colón catalán como yo del gallego, otro gallo hubiera cantado", dice. Así cuenta su vida.

>> Italia, tierra de origen. "Nací en Vigo un 25 de abril de 1932, de padre italiano y madre gallega. Si me remonto a mi abuelo paterno puedo decir que tuvo un antepasado, Bartolomé Colin, residente en Palos de Moguer a principios del siglo XVI, que era dueño del Colin, un barco dedicado al transporte del oro de Indias hacia España. Mi abuelo León Adelin Philippot Colin era un belga que fue destinado por su empresa a Italia, donde casó con María Vagliani, tuvo 8 hijos y acabó trabajando por sus conocimientos de jardinería y administración de fincas para un rico aristócrata ruso, el príncipe Troubetzkoy, en sus posesiones del Lago Maggiore. Allí nació mi padre, que llegó a España con el abuelo cuando éste dejó Italia para trabajar con su primo José, Jefe de Jardinería de la Casa Real de Madrid. A Vigo llegó en 1903 con la numerosa prole, contratado por García Barbón para administrarle su gran finca de Vista Alegre. Muerto este empresario y mecenas en 1909, montó la floristería en el solar que más tarde ocuparía el Banco de España. Entonces ya estaban instalada en Vigo la de Casablanca, de origen francés".

>> El viaje a Uruguay. "Mi padre, Alfonso Philippot Vagliari, creció por tanto entre el norte de Italia, Madrid y Vigo, donde fue dos años profesor de francés en las Escuelas Pro Val de A Ramallosa antes de emigrar a Montevideo hacia 1920. Vuelto a Vigo con algún ahorro casó con Pilar Abeledo, de Arbo, pero llegada la guerra civil en 1936 embarcó con mi madre y conmigo en el último barco que salió de aquí tras declararse el conflicto, el Monte Pascual. Fue una odisea según me contaron aquel viaje en el que yo tenía 4 años. En el barco iba bastante gente que huía del bando de Franco, sin saber que también se habían embarcado falangistas para conseguir detenerlos, cosa que lograron haciéndolos bajar en Lisboa con la complicidad del gobierno portugués de ese tiempo. En ese barco iba también el cronista oficial de Vigo, Rodríguez Elías, caracterizado republicano hoy con calle en Vigo, al que no consiguieron bajar por tener protección diplomática cómo cónsul de Uruguay. Fueron malos tiempos porque yo mismo perdí a un primo carnal, cabecilla de un levantamiento en un cuartel de A Coruña, y que fusilaron porque con sus 20 años no quiso retractarse. Llegamos a Montevideo y pasado un año y medio mi madre estaba embarazada de mi hermano José, quiso ir a tenerlo a Buenos Aires, donde estaba mucha familia suya, y allá nos fuimos. Mi padre no halló allí buen acomodo laboral y nos volvimos acabada la guerra civil.La floristería familiar de Vigo iba muy bien entonces, aunque fuera por algo tan trágico como las flores para los muchos fallecidos.

>> Los estudios. "Marché de Vigo con 4 y volví con 7 años. Hice el Preparatorio en la Escuela de Artes y Oficios, donde entonces estaba el único instituto de Vigo. En 1946 entré con la primera promoción del instituto Santa Irene pero abandoné en Tercero de Bachillerato. Mi padre me puso a trabajar con él en los viveros que teníamos en El Pino, una extensión de 12.000 metros cuadrados en la que también vivió la familia. Allí estuve hasta que, influido por un primo, se me metió en la cabeza estudiar Náutica en A Coruña, justo donde estudiarían otros vigueses como los hermanos: Ramón (Moncho) y José Luis Fernández Tapias. Allí fui, hice las prácticas de mar dos años, volví a esa escuela para examinarme ya como oficial, me casé con Josefina Muñiz que me daría cinco hijos y de la que enviudaría..."

>> El bautizo marino. "Mi bautizo oficial en la mar, en calidad de prácticas, fue en 1954,en el Puerto de Bonaigua de la compañía COPIBA, y en una campaña a Terranova. Si aquello era duro para los oficiales, que comíamos muy bien y podíamos estar relativamente protegidos de las inclemencias, qué sería para los marineros, fueran mozos,. tronchadores, saladores... que comían pescado pero solo en sueños veían un bistec. Expuestos a continuas nevadas, con unas jornadas de locos en las que no se contaban las horas extras, a veces sin tiempo de cambiar de ropa hacinados en catres en el rancho de popa, sin calefacción ni poder lavarse bien porque el agua dulce era sagrada... ¡Ah, y aquellos ciclones frecuentes con olas de 10 a 15 metros en las que no tenías más remedio que ponerte de proa a la mar y subir y bajar a máquina moderada! A veces pensaba cómo no se amotinaban pero los marineros gallegos siempre fueron buenos trabajadores y muy disciplinados. Hablo de cuando empecé yo en los años 50, en que la gente vivía acosada por la necesidad".

>> La vida en el mar."Ya con el título de oficial, en 1957, volví a COPIBA y trabajé en sus cuatro barcos bacaladeros hasta los años 60, en que entraron otras flotas en Terranova a destajo, como la rusa o de Europa del Este. Iban a por todo, todo les valía. Mirabas alrededor, en la extensión que daba la vista, y veías a lo mejor a un centenar de barcos llenando al mismo tiempo sus bodegas. Las aguas aún eran prolíficas, hasta el punto de que había ocasiones en que nos enviaban a campañas de tres meses y en 30 días tenías que volver porque el barco rebosaba de pescado. Claro que no existían todavía las 200 millas, de modo que nos entraban a veces hasta salmones, que teníamos que devolver al mar. En 1960 empecé a trabajar en barcos alemanes de la marina mercante, en que se apreciaba mucho a los gallegos. Aquello era otro mundo, más higiénico, mejor alimentado y pagado. Fundamentalmente cargábamos madera en el puerto ruso de Arkángel y por los fiordos y el Mar Blanco, en el Ártico, llegábamos con ella a Escocia. Cuando estábamos en puerto veía mucha miseria en Rusia y mucha psicosis de espionaje. Una vez me perdí tras tomar un tranvía equivocado, me tuvieron toda la noche en una comisaría interrogándome".

>> Otra vez al bacalao. "Pero eran largas campañas, a veces de seis meses, y yo tenía ganas de estar más cerca de mi familia. Volví a Vigo y trabajé como capitán del Federico Heredia, de un armador de Pasajes. No sé si hice dos otres mareas en Terranova y recuerdo una de ellas en que estuvimos amarrados en puerto unos 15 días porque no nos pagaban. Problemas como este me llevaron a volver a la mercante, esta vez en un petrolero sueco. Aquello sí que era otro mundo laboral, de derechos y bien remunerado. Más tarde trabajé con pasajeros en el Begoña, después en carga en la compañía Benjamín Suárez, luego en el Puente Castrelos de Freire, empresa en la que trabajé muy satisfecho por el Mediterráneo y Canarias, en la Naviera de Palma después... Recuerdo en esa etapa a Fernando García Abril, vigués, que ahora dirige una empresa de tratamiento de aguas en Barcelona, y que navegó como primer oficial en prácticas. Cuando dejé de trabajar en los años 70 había estado 21 años en la mar sobre 6 barcos de pesca, 2 petroleros, 9 de carga, 1 de pasajeros...

>> Etapa floral. "Hemos estado al menos 4 generaciones entre flores. Yo nací entre flores y ayudé a mi padre y tías, que a su vez lo heredaron del abuelo, en sus viveros y floristerías Philippot... La mar me alejó de ello y a ello volví cuando la dejé. Poco antes de jubilarme, cuando trabajaba en los barcos de Freire, abrí una tienda de flores en el Centro Comercial Traviesas que atendían dos de mis 4 hijos del primer matrimonio. Mi hijo Cristóbal, de mi segundo matrimonio, abrió otra que era un primor en la calle México. Y es que, viudo, volví a casarme y lo hice con Berta Santamaría, descendiente de uno de los fundadores del Mercantil y sobrina de aquel Félix Santamaría sin cuya amistad con Nicolás Franco, hermano del Generalísimo, no se hubiera venido Citroën a Vigo. Aquel que tuvo en exclusiva nacional la colección de jarrones, platos y vajillas diseñados por Dalí.

>> Y la tesis del Colón gallego. "Mi vinculación con la historia de Colón comenzó de modo accidental. Mi abuela italiana, que vivía en Vigo en esos primeros años del siglo XIX en que sedifundió la tesis de García de la Riega sobre el origen gallego de Colón, se escribía con el alcalde de Génova, la patria oficial del navegante, informándole de tal asunto. Parte de esa correspondencia llegó a mis manos en 1953 y se me ocurrió investigar por mi cuenta, sin prisas, leyendo, visitando archivos€ Sin darme cuenta el personaje central de mi vida fue Colón porque aprovechaba incluso mis viajes náuticos para comprar libros, apuntar datos€ Podría decir que soy una enciclopedia colombina. Se convirtió casi en una obsesión: mientras los otros iban a discotecas, yo iba a bibliotecas. Llegué a reunir decenas de libros sobre el navegante y su entorno histórico y tras 50 años descubrí el secreto mejor guardado de los Reyes Católicos. No solo su origen gallego sino que era Pedro Madruga, Pedro Álvarez de Sotomayor. Todo está explicado en mi libro de 750 páginas. Sigo, a mis más de 80, en esa tesis que nadie me ha podido rebatir".

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